Las siglas CGI sustituyen a la expresión inglesa Computer-Generated Imagery, "imágenes generadas por ordenador". Al contrario que otras técnicas de animación anteriores, no requiere que las imágenes se dibujen a mano una por una.
Es un programa informático inteligente el que se encarga de la mayor parte de ese trabajo. Sin embargo, siguen haciendo falta animadores y animadoras en el ámbito del CGI, ya que se hacen otras tareas, como diseñar el rigging del esqueleto de un personaje animado y establecer las secuencias de movimiento exactas de las escenas animadas en 2D o 3D.
La transición a la era digital
El proceso de la animación en celuloide fue el más extendido en la industria hasta bien entrados los años 80. A comienzos de la década siguiente, los espectaculares avances en tecnología informática hicieron inevitable la reconversión a los medios digitales.
El proceso tradicional de dibujar a mano secuencias de películas enteras resultaba demasiado laborioso, y es que hicieron falta 600 animadores para llevar a la gran pantalla El rey león (1994), uno de los últimos taquillazos de dibujos animados de Disney.
A lo largo de la década de los 90, cada vez más estudios de cine se reconvertían a las técnicas asistidas por ordenador. Una de las grandes producciones de más éxito fue Toy Story (1995), de Pixar. Con ella empezó la era del CGI, que en los siguientes años arrojaría obras de los más diversos tipos.
Sin embargo, la llegada de las técnicas de animación digital no se limitó a la esfera cinematográfica. De videojuegos con modelos móviles en 3D hasta los motion graphics modernos, las animaciones producidas en entornos completamente digitales están por todas partes, no solo en el mundo del entretenimiento, sino también en el diseño web, el marketing o la ciencia.
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